Bunbury Despliega su Alma Hispana y Latina en el Íntimo “Cuentas Pendientes”
El inconfundible Enrique Bunbury vuelve a sorprender a sus seguidores con el lanzamiento de “Cuentas Pendientes”, su decimotercer álbum de estudio. Tras adelantos como la introspectiva “Para Llegar Hasta Aquí”, la visceral “Las Chingadas Ganas de Llorar”, la reflexiva “Te Puedes a Todo Acostumbrar” y la enigmática “Serpiente”, el artista aragonés nos presenta un trabajo donde explora sonoridades hispanas y latinoamericanas con una calidez y un enfoque acústico palpables.
“Cuentas Pendientes” se erige como un punto de inflexión en la ecléctica trayectoria de Bunbury, reafirmando su capacidad camaleónica para evolucionar sin diluir su sello artístico. El propio artista confiesa sentir un “corto circuito” al intentar ubicar este nuevo disco en su vasta discografía, describiéndolo como un “puzle difícil de resolver”.
No obstante, Bunbury establece un claro contraste con sus cuatro trabajos anteriores, donde la experimentación digital y los sintetizadores fueron protagonistas. En “Cuentas Pendientes”, al igual que en su predecesor “Greta Garbo”, el foco se desplaza hacia técnicas de grabación más austeras, valorando la esencia del instrumento y la maestría del intérprete.
Si bien “Greta Garbo” y “Cuentas Pendientes” exploran géneros distintos, comparten una búsqueda meticulosa en los arreglos y una instrumentación cálida. Grabado en El Desierto Casa/Estudio, el álbum enfatiza la excelencia de los músicos y colaboradores. A diferencia de sus últimos siete u ocho discos, “Cuentas Pendientes” vuelca su mirada hacia la riqueza de la música hispana y latinoamericana, con una instrumentación básica protagonizada por el piano, la guitarra española, el contrabajo y la percusión. El rock y la electrónica ceden su espacio en esta nueva aventura sonora.
Para encontrar ecos de este nuevo trabajo, Bunbury nos invita a retroceder a “Licenciado Cantinas” (2011) o incluso a sus álbumes con el Huracán Ambulante (“Pequeño”, “Flamingos”, “El Viaje a Ninguna Parte”). Sin embargo, a diferencia de aquellos discos que buscaban la fusión de elementos diversos, “Cuentas Pendientes” se sumerge con deleite en los géneros que explora, sin la necesidad de introducir elementos discordantes. Para ello, cuenta con músicos profundamente conocedores del lenguaje musical abordado: el maestro chileno de la guitarra Sebastián Aracena, el contrabajo melódico de Luri Molina desde los clubes de latin jazz de Ciudad de México, la seductora percusión cubana de Johnny Molina, los matices insospechados del piano, el Hammond de Jorge Rebenaque, y la batería comedida y precisa de Ramón Gacías, quien también coprodujo el álbum.
En cuanto a las letras, Bunbury explora un equilibrio entre lo popular y lo literario, buscando una armonía compleja. Su principal duda reside en la posibilidad de aportar algo nuevo a una tradición musical tan rica y con tantos maestros. Sin embargo, confía en que su personalidad como autor e intérprete se filtre a través de estas nuevas sonoridades, dejando claro que, aunque con alma hispana y latina, “Cuentas Pendientes” es, inequívocamente, un disco de Bunbury.